Valerón: "Intento ser normal. No me gusta llamar la atención"
Cuelga la botas un futbolista que ha conseguido algo tan difícil como el reconocimiento de las aficiones de todos los equipos contra los que jugó. En esta entrevista, Valerón hace balance de su trayectoria y se retrata, sobre todo, como un tipo «normal».
—¿Ya tiene asumido lo que supone ser capitán de honor y embajador del club?
—No.
—¿Se le ha pasado el momento de las lágrimas y ya ha encajado su nueva realidad?
—No, no. He asumido el hecho de que ya es el momento de dejar de jugar y supongo que cuando termine todo cambiaré el chip será el momento de afrontar el futuro más inmediato. Por ahora, estoy disfrutando de estos últimos días y nada más.
—¿No se planteó, como otros jugadores, irse un tiempo a los Emiratos Árabes o a Estados Unidos a jugar? ¿Se lo ofrecieron en algún momento?
—Cuando salí del Coruña era una de las posibilidades que tenía y es verdad que en los últimos años uno, como muchos jugadores, veía las posibilidades de ir y me lo planteé, pero al final surgió lo de volver a casa y ya no me interesó nada más, sino estar aquí. Ahora ya es una situación complicada, porque con 40 años y 41 que voy a cumplir pues que se dé esa situación es bastante difícil.
—¿Pero tanto le tira la tierra a usted?
—No se trata de lo que tira la tierra;se trata de que todo lo que hago y todas las decisiones que tomo tienen un sentido y ese sentido se lo da mi relación con Dios. Él me guía y uno trata de ir tomando la decisión correcta y eso fue lo que pasó cuando vine aquí y ahora se abre otra situación nueva para mí en la que también existe ese momento de reflexión y de ver qué es lo pasa.
—Alguien que tiene tan clara esa relación con Dios, ¿se ha encontrado a ese Dios en el campo de fútbol? Da la sensación de que el mundo del fútbol es poco espiritual, que es todo más material: coches, dinero, lujo... En ese sentido ¿es usted un tipo raro?
—Lo espiritual está en cualquier esquina pero en la sociedad actual es difícil de ver. En ese sentido, yo no sé si soy un tipo raro o no. Soy de la manera que soy. Desde hace muchos años trato de hacer las cosas como creo que es lo correcto, de la manera que Dios me ha enseñado, y a partir de ahí compartir con los demás y convivir.
—Estos días se le ha destacado mucho por el juego limpio, por ser buena gente pero tiene la sensación de que se lo echaban en cara, que pecaba de falta de ambición?
—Al principio sobre todo en esto del fútbol había gente que me decía que había que tener más mala leche, más carácter, pero al final yo siempre he tenido clara mi forma de ser, mi identidad, y he tratado de demostrar que, con mi forma de ser y tratando de hacer las cosas bien, se podía funcionar sin necesidad de cambiar mi forma de jugar.
—Y esa forma de ser incluye que usted no tiene tatuajes, no cambia el corte de pelo cada dos por tres... ¿Eso no le hace sentir raro en el fútbol actual?
—No. Son situaciones que tienen también que ver con mi forma de ser. Soy una persona que intenta ser normal [sonrisas]. No me gusta llamar la atención. Trato de hacer las cosas de la forma más sencilla. Cuando se empieza en el fútbol profesional hay que ser consciente de que hay una imagen, que hay muchos jóvenes que te están viendo y también me gusta ser como soy. Hay otros modelos y entiendo que haya gente a la que le gusta eso.
—Ha tenido usted la suerte de jugar en los mejores estadios de Europa y prácticamente del mundo. ¿Con qué partido de los suyos se queda? ¿Cuál es el que nunca olvidará?
—[Resopla]. Es complicado... Quizás por la trascendencia o la repercusión hay partidos que puedes tener siempre en el recuerdo, como puede ser la Copa del Rey en el Bernabéu, o el día de la remontada en el Milán, o el partido en Múnich, que fue especial por todo lo que suponía ganar allí después de tantos años sin que ganase ningún equipo y por la forma en que fue.
—Usted ha vivido momentos de éxito, como los que acaba de mencionar, pero también momentos de fracaso. ¿Qué se aprende de esos partidos? ¿Qué se aprende por ejemplo de un descenso, de esas temporadas en las que al club no le sale nada?
—Se aprende mucho. Una de las situaciones más complicadas para un futbolista sin duda es cuando hay un descenso, con la tristeza que te llega al ver cómo eres parte de algo tan trágico y que abarca a toda una afición, un club, una ciudad... Eso es muy difícil de vivir, de llevar.
—De los jugadores a los que se ha enfrentado, ¿cuáles fueron los mejores?
—Es complicado también, porque he tenido la suerte de jugar con gente de un nivel enorme y se me hace muy difícil...
—...¿pero los había mejores que Cristiano y Messi, ahora que estamos con el eterno debate de cuál de los dos es mejor?
—En cada época ha habido jugadores de muchísimo nivel. No soy de esas personas que hablan del mejor del mundo o del mejor de la historia. La grandeza del fútbol está en que siempre han salido jugadores excepcionales, que han marcado la diferencia, y al final eso es lo bonito, que ahora hay jugadores de un nivel y que dentro de unos años sigan saliendo otros que también marquen la diferencia y hagan de este deporte algo bonito.
—Usted pasó por la selección española, pero le tocó esa etapa en la que en cuartos de final siempre volvíamos a casa. ¿Tiene la espina clavada de no haber estado en la selección que, unos años después, lo ganó todo?
—Lo de la espina clavada es un término que no me gusta mucho. Al final te toca vivir lo que te toca y yo la verdad es que fui muy feliz de haber estado primero en la selección española, que eso no está al alcance de muchos jugadores, y haber estado en una fase final, que es algo impresionante. Luego es verdad que te quedas con las ganas de haber hecho algo más importante pero al final las cosas se dan como se dan y uno tiene que aceptarlas como son.
—¿Ve a España con posibilidades de ganar de nuevo la Eurocopa?
—Yo creo que sí, que estamos ante una selección y ante una generación de futbolistas que ha hecho cosas importantísimas y ahora mismo hay una cultura en el fútbol español y una dinámica que nos lleva a seguir estando ilusionados porque hay futbolistas de gran nivel y que siguen apareciendo.
—¿Yel 28 de mayo quién cree que debe ganar la Liga de Campeones:el Atlético o el Real Madrid?
—[Sonrisas]. Es complicado. Yo creo que...
—...usted jugó en el Atlético.
—Sí, por una parte, como exatlético y como aficionado al fútbol ahora mismo seguro que muchos aficionados, que ni son del Madrid ni son del Atlético, están diciendo que parece que al Atlético se le debe algo, que esa Champions se la deben por la historia, por todo lo que pasó... El deseo es ese, pero esto es fútbol.
—Al acabar el entrenamiento [el pasado jueves] se acercó a los aficionados y había niños que le pedían una foto o un autógrafo. ¿Qué consejo le da a uno de esos niños que quieren ser en el futuro como Valerón?
—La verdad es que a los niños no les hablo nunca de cosas que tengan que ver con el fútbol profesional porque son niños y lo más importante de la vida no es llegar a ser jugador de fútbol. O sí... porque cada uno tiene sus posibilidades y puede llegar o no. Cada uno tiene que vivir la vida, tiene que intentar ser feliz con lo que hace, con la profesión que ejerce, con el trabajo que tenga, y lo más importante es la forma de ser, los valores que tú tengas en la vida y eso es lo que te va a llevar a conseguir algo en la vida o no.
—Y a unos padres que se le acerquen diciéndole que su hijo parece que despunta en el fútbol, ¿qué les diría?
—Que tengan paciencia, tranquilidad y que se centren en el día a día, que los niños sigan con sus estudios, que sigan practicando deporte, y las cosas se irán dando o no dependiendo de muchas cosas.
—¿Se plantea jugar en el equipo digamos que familiar, el Abrisajac [de los nombres de Abraham, Isaac y Jacob, patriarcas bíblicos]?
—Bueno, ahora mismo no tengo planes porque cuando decides dejarlo, lo primero es descansar, cambiar el chip y a partir de ahí ver qué se plantea, las posibilidades que hay y poco a poco lo iré viendo.
—En esta última temporada, cuando jugaba fuera, el público lo recibía siempre con aplausos y puesto en pie. ¿Cómo se encajaba eso? Con su experiencia, ¿había margen para que la piel se le pusiera de gallina?
—Sí. Nunca va a llegar el momento en que uno vea eso normal. Yo trato de llevarlo con mucha naturalidad por mi forma de ser pero es difícil, porque ese cariño de la gente a uno le hace emocionarse. Al final uno se siente bien y hay que aceptarlo con mucho cariño, mucho agradecimiento y mucha naturalidad.
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